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En una ciudad andaluza, de nombre desconocido, viven enamorados y en pacífica convivencia el tío Lucas, hombre feo y contrahecho, y su mujer, bella y codiciada por todos los vecinos, la señá Frasquita: ella navarra y él murciano. (More) Ambos rigen un molino de harina en que se reúne la tertulia de los notables de la ciudad. D. Eugenio de Zúñiga y Ponce de León, corregidor del lugar y hombre todavía más feo y contrahecho, con la complicidad del alguacil Garduña, tiende una trampa al molinero para que se ausente de su casa y poder así manifestar sus amores a la molinera, pero por una serie de circunstancias casuales el corregidor se va a ver envuelto en un embrollo considerable.

El día 26 de marzo de 1848 en una escaramuza entre monárquicos y republicanos, cae gravemente herido don Jorge de Córdoba, conocido, por su mal genio, como el Capitán Veneno. El herido es recogido por dos damas, doña Teresa (More) Carrillo de Azpeitia, viuda de un general carlista, y su hija Angustias. El Capitán está tan grave que debe permanecer inmovilizado en la casa de las damas. Allí se ve envuelto por la dulzura de doña Teresa y de Angustias, en medio de su estrechez económica y a la espera de que la reina Isabel II reconozca el título de su difunto esposo. Pero las cosas se complican todavía más…

Probablemente , las múltiples especulaciones sobre cuál era la historia real sobre la que se basó el argumento de El escándalo fueran uno de los factores que contribuyeron al tremendo éxito que tuvo en su época. La anécdota y un (More) cierto tono de “escándalo” acompañaron su aparición. Novela de tesis, romántica o folletín, lo cierto es que El escándalo por su intriga, su perspectivismo narrativo, su misterio que se va poco a poco desvelando capta la atención y el interés del lector desde el primer momento. Alarcón, a quién Clarín, uno de los más sagaces críticos literarios de la época, calificó de “escritor espontáneo”, motivo por el cual al crítico le disgustaban tanto sus pretensiones ideológicas y su estilo a veces engolado y académico, supo construir siempre acertadamente una interesante ficción novelesca.

Felipe narra un oscuro episodio de su vida y de la de su amigo, el juez Joaquín Zarco, la historia de una misteriosa mujer llamada Blanca, de la que Zarco se enamora y a la que pierde cuando ésta desaparece sin explicación alguna, (More) y del truculento hallazgo que ambos amigos realizan en un cementerio: un clavo alojado en un cráneo desnudo, fortuito descubrimiento que obsesionará a Zarco de tal modo que se impondrá la tarea de desentrañar el enigma de la calavera; una historia romántica, trágica, trufada de casualidades y mentiras…

Publicada en 1880, cinco años después de El escándalo, El niño de la Bola puede ser considerada como la réplica liberal a aquélla, acusada de un excesivo conservadurismo. Con esta novela, Alarcón, aislado y desengañado en su finca (More) de Valdemoro, se complace, no obstante, en ejecutar una obra donde resplandecen las virtudes narrativas que le habían hecho justamente famoso años antes: el vigor, el movimiento, el sentido dramático, el colorismo insuperable. Así vemos desfilar por estas páginas algunos de los mejores retratos alarconianos: el ateo Vitriolo y el campechano Núñez Muley, una de sus más enternecedoras figuras, así como Soledad y Manuel Venegas, quintaesencias del modo de ser accitano. Redactada en técnica de “doble punto de mira”, con esta novela rabiosamente accitana, desveladora de los más profundos resortes del alma de nuestra tierra, y su novela por excelencia, el Excmo. Ayuntamiento de Guadix, a través de su Concejalía de Cultura, se complace en inaugurar esta colección de temas accitanos.

La imagen de La mujer alta asedió, sin duda, la mente de Alarcón y figura, asimismo, ennoblecida y despojada de su carácter demoníaco, en El amigo de la Muerte. Este relato, en su primera mitad corre el albur de parecer una (More) irresponsable serie de improvisaciones; a medida que transcurre, comprobamos que todo, hasta el desenlace dantesco, está deliberadamente prefigurado en las páginas iniciales de la obra.
En mi infancia trabé conocimiento con los relatos elegidos ahora; el tiempo no ha borrado el buen espanto de aquellos días. Hoy que mis años corren parejos con el siglo, lo releo, no con la fácil hospitalidad de la edad primera, pero con pareja gratitud, con emoción idéntica.

Primera obra narrativa de Pedro Antonio de Alarcón, que escribió a los 18 años y fue publicada en 1855.
¡Y es que en EL FINAL DE NORMA no se dan a nadie malas noticias, ni se levantan falsos testimonios al alma humana! Salgan, por (More) consiguiente, a luz nuevas ediciones de esta obrilla hasta que el público no quiera más; y pues que he confesado mis culpas, absuélvanme, por Dios, los señores críticos y no me impongan mucha penitencia. Adiós, Carlos; y con dulces, indelebles recuerdos de aquellos días que pasamos juntos en África y en Italia, cuando subíamos esta cuesta de la vida, que ya vamos bajando, recibe un apretón de manos de tu mejor amigo. P. A. DE ALARCÓN